Clases de Canto | Escuela de Canto

Cuando escribo sobre este tipo de temas en el blog de IVT les aseguro que es de los mejores momentos en mi semana, ya que me encanta hablar sobre historias inspiradoras y que así como han marcado mi vida, mi forma de pensar y sobre todo de actuar ante las circunstancias posiblemente también pueden ser de gran motivación para los lectores que también son cantantes, músicos y que el arte es su vida pero que en muchas ocasiones no ven la esperanza de ser exitosos haciendo lo que aman. Así ocurrió alguna vez en mi vida y creo que es parte del aprendizaje y de la experiencia que me hizo vivir el sueño más grande de mi vida, el hacer el día hoy lo que me gusta a cada segundo sin preocuparme cuándo llegará el éxito, porque sin darme cuenta ese éxito lo vivo a cada instante con las personas que me rodean, cantando todo el día, inspirando a otros a lograr su sueño y a fin del día yéndome a acostar emocionado por qué nueva aventura comenzará el día de mañana.

Pero hay personas que a mí inspiraron para pensar así y para esforzarme por lograr todo eso. No hay persona que me conozca que no sepa que mi gran inspiración fue Michael Jackson, pero no sólo por lo que él hizo en el terreno de la música entre otras cosas, sino por todo el equipo perfecto que se juntó en un momento específico de la historia para cambiar el rumbo de la música, como ha pasado con otros artistas o bandas. Y una de esas personas es Quincy Jones de quien he hablado también muchas veces. Pero hay cosas que la mayoría de la gente no sabe y que me gustaría compartirles para poder inspirarlos el día de hoy a no rendirse.

El día de ayer una gran alumna de IVT estaba algo triste porque me dijo que no sabía si podría ir al campamento “Love” porque no tenía dinero. Y por eso decidí hacer este blog, ya que esa frase la escucho casi todos los días. Escucho a la gente quejarse de prácticamente todo por no lograr sus sueños, pero el dinero es quizás el pretexto más común. “No he tenido éxito porque no tengo dinero”, “no puedo entrar a tomar clases porque no tengo dinero”, “no puedo hacer las cosas porque no tengo dinero”. Pero déjenme decirles que si piensan así jamás, jamás serán exitoso ni lograrán ninguno de sus sueños sino todo lo contrario. Hace unos años cuando tuve el placer de conocer a otro personaje de este gran equipo de Michael Jackson, el gran productor Humberto Gatica, mencionó en una conferencia algo que nunca olvidaré. Dijo que el patrón que él había visto en todas las grandes leyendas e inspiraciones en su vida era que en algún momento habían tenido hambre, no de éxito, de comer, pero gracias a eso unido a su pasión y al amor por lo que querían fue el complemento perfecto para que lograran levantarse y pelear como leones para obtener lo que querían.

Así es que cada vez que me dicen eso por dentro siento enojo, ya que si yo no tuviera el dinero para hacer lo que quiero, esa sería mi primera motivación para conseguirlo con toda mi entrega porque es más grande mi pasión por lograr algo que pensar en que no lo voy a hacer porque no tengo los recursos. Y de eso trata esta parte de la historia de Quincy Jones la cual narró en su autobiografía y con la cual comienza su libro.

Cuando Quincy Jones era niño recuerda varias cosas que le marcaron la vida, entre ellas que su mamá estaba loca y siempre la recordó así, internada en un manicomio. Pero algo que para él era normal en esos años y que incluso era divertido era la pobreza en la que vivía con su abuela, su padre y su hermano. Ya que su abuela les cocinaba todo lo que encontraba, incluyendo “ratas”. Exacto, así como lo escucharon. El genio de la música, Quincy Jones, quien hasta el día de hoy su fortuna ha sido valuada en más de $300 millones de dólares, en su niñez comía ratas porque no tenían dinero para comer, así es que él incluso expresa cómo se divertía cuando su abuela lo elegía a él para ir a casarlas.

Párrafo de la autobiografía de Quincy Jones

Si se preguntan cómo fue entonces que aprendió a tocar, estudiar en una de las escuelas más costosas del mundo, Berklee College of Music, y ser uno de los productores musicales más ricos en la historia, todo comenzó con el equipo callejo de béisbol de su barrio. A él definitivamente no le gustaban los deportes, pero había una niña entre los jugadores que tenía un piano en su casa, así es que se involucró en el equipo sólo para poderse llevar con ella y lograr que lo invitara a su casa para tocar lo que para él era algo asombroso.

Quincy Jones antes de mudarse a Seattle

Poco después tuvo que mudarse de ciudad a Seattle por el trabajo de su papá y en la casa a la que llegaron para hospedarse la dueña lo odiaba por ser negro. Nunca supo en realidad por qué le tenía tanto odio, ya que su padre y su hermano también eran negros. Pero a él en específico no lo podía ver, por lo que lo encerraba en el ático obscuro todas las tardes después de la escuela. Y un amigo de la escuela le regaló una vieja trompeta que ya no usaba, por lo cual Quincy comenta que gracias a esa trompeta no se volvió loco después de haber estado por tanto tiempo encerrado en un cuarto oscuro sin poder hacer nada, pues sólo pensaba en música, música y más música. Ese tiempo en el cuarto fue lo que le dio la habilidad de que su cerebro fuera tan creativo, pues era lo único que hacía, pensar y tocar la trompeta sin la enseñanza de nadie. Fue totalmente autodidacta en esos años y sólo con su oído.

Poco después se enteró de que un hombre ciego que tocaba en los bares del centro de Seattle estaba causando gran revuelo con su música y decidió ir a buscarlo, sentándose cada noche afuera del bar en donde tocaba hasta que este cantante y músico le diera unos minutos para darle consejos de música. El hombre se llamaba “Ray Charles” y fue su primer maestro de trompeta y su segundo maestro de piano, ya que decidió dejar al primero prefiriéndolo a él porque el otro le quedaba a 2 horas de camino de su casa y sólo podía darle clases a las 7 de la mañana, lo cual hacía que durante mucho tiempo Quincy se parara todos los días a las a las 4 am para salir a las 5 y llegar a las 7 a su clase que por su gran insistencia por aprender el maestro le daba gratis esas clases.

Y de eso les estoy hablando que Quincy tenía 14 años. ¡Así es sólo imagínense el que su primer maestro de música hubiera sido Ray Charles! Esa parte de la historia pueden verla en la película de “Ray”. Y gracias a su gran dedicación Quincy recibe una beca para estudiar en lo que ahora es Berklee College of Music como ya lo mencioné. Apoyado por su tía que vivía en Chicago y la cual le regala el viaje de camión de Seattle a Boston. Ahí compone su primera pieza musical y comienza a hacer arreglos increíbles que le dan la oportunidad de viajar a Nueva York y conocer a Charlie Parker, a Billie Holliday y a Mile Davis entre otros. Quien sabe un poco de jazz sabrá quiénes era estos genios.

Quincy Jones en Nueva York

Y obviamente en ese camino Quincy fue parte de las mejores orquestas de Estados Unidos, después se fue a estudiar con la mejor maestra de arreglos en Francia,  Nadia Boulanger, quien durante dos años todos los días lo forzó a crear arreglos de memoria sin escuchar un piano o cualquier otro instrumento, todo sólo con su mente sentado en una mesa. Eso fue lo que lo hizo un verdadero genio, pues todo lo tenía en su mente. Era un monstruo de la música en esos momentos. Lo cual al regresar a Nueva York le da la oportunidad de ser vicepresidente de Mercury Records en donde se convierte en uno de los mejores productores y empresarios de la música, demostrando su talento por más de 20 años hasta que a principios de los años ochenta conoce a Michael Jackson, quien juntos llegarían al mayor estrellato de todos los tiempos en un disco.

Michael Jackson y Quincy Jones

Hoy en día como les comentaba, su fortuna está valuada en más de 300 millones de dólares. Pero si regresan al principio de la historia, un niño que atrapaba ratas para comer, quien vivió encerrado en un ático completamente obscuro con una vieja trompeta, sin un peso en la bolsa, pero con una gran convicción de ser el mejor del mundo. Tocó horas y horas, practicó como muy pocos lo han hecho, incluso sin siquiera tener un instrumento, pues todo estaba en su mente y de esa forma consiguió que todos lo apoyaran, que los mejores músicos de la historia le abrieran las puertas e incluso lo entrenaran. Hizo todos sus sueños realidad. Y todo eso nuevamente lo remarco, sin un peso en la bolsa.

Todo era pasión y amor a lo que hacía, así es que cuando quieran hacer algo, si en verdad lo desean y lo aman, conseguirán los fondos para hacerlo, habrá gente que los apoye en eso, pero si su mentalidad es primero poner el dinero de por medio, creo que están destinados al fracaso. Ese es mi consejo y en verdad espero que esta historia los haga recapacitar y vivir al máximo lo que desean sin estarse quejando, sin poner pretextos a todo, sin echarle la culpa a los demás poniendo rivales que los detienen en su camino por lograrlo, porque el mayor rival está dentro de ustedes mismos. Para mí este tipo de historias me inspira, pues si alguien que comía ratas logró ser el mejor y cumplir todos sus sueños, yo por qué no podría hacerlo si mis condiciones son incluso mucho mejores que las que él tuvo. Tal vez por eso, tal vez porque tuve que esforzarse más.

Así es que qué creen que le contesté a la chica que dijo que no iría al campamento por no tener dinero y saber que se perdería de una de las mejores experiencias de su vida. Sólo les puedo decir que ya está inscrita y si llegan a ir seguro la conocerán.

Les mando un gran saludo y un gran y feliz fin de semana.

Eddie Robson – IVT President